6 de mayo de 2006

Van 4, Saura

Con este, ya van cuatro trasvases CERO para usos agrícolas. Solo le ha faltado al Consejo de Ministros que, por enésima vez ha negado agua para el agro de la Región murciana, decir algo así como que "no necesitamos agua, ya que en la última semana el tiempo ha sido generoso con esta comunidad Autónoma".

Salvo una agua caída con daño en Mazarrón y Los Alcázares, el resto del agua ha venido bien en general para la agricultura más necesitada de este escaso elemento en Murcia que es el agua.

A todo esto, al candidato por la oposición a Presidente de esta comunidad Autónoma al actual equipo de Gobierno autónomo, Sr. Saura, no se le oye decir una sola palabra, diciéndole a sus jefes de filas en Madrid cosas como éstas:

"basta ya con el cachondeo del agua a Murcia", o,

"os estais pasando, con estas 'ayudas', va a ser imposible que yo presida esta Comunidad en las próximas elecciones autonómicas".

Claro que, de todos es sabido, y así está publicado, que en el partido del Sr. Saura, quién se mueve excesivamente, no sale en las fotos de la próxima convocatoria electoral autonómica. Allí nos veremos, Sr. Saura, y se le pedirá explicaciones por cada uno de sus silencios ante este tema. Cuatro veces consecutivas, en 6 meses, que se niega agua para la agricultura de la Región por la que salió elegido.

Luego su cohorte de "ecologetas" y el entorno progre que le arropa (no se si electoralmente, porque está demostrado por la estadística que estos jóvenes generalmente no votan y pasan de las consultas electorales) inundarán la región con pegatinas de "Murcia no se vende".

Cuando el agricultor finalmente decida no sembrar y no mantener el arbolado frutal de la región, ¿se extrañará usted, Sr. Saura, de que intenten recuperarse de años consecutivos de catástrofes y sequías vendiendo sus tierras para nuevos proyectos de golf y urbanizaciones?.


19 de febrero de 2006

Nuestro Silencio

Hemos estado 3 meses inactivos. Y no se ha publicado nada en este blog. La razón de nuestro silencio es muy simple.

El último artículo que publicamos el pasado 15 de diciembre, estábamos esperanzados de que la gravedad de la enfermedad de mi esposa, Paqui, fuera poco a poco evolucionando favorablemente, y, para las fecha en que escribo esto, pudiera estar entre nosotros, aunque fuera bajo unas condiciones de salud precarias. Pero no ha podido ser.

El 12 de diciembre, cuando volvimos a casa mi hija y yo de una conferencia de la UPCT, a la que habíamos acudido ambos, nos encontramos con que no podemos entrar en la casa porque mi esposa había puesto los dos cerrojos (cosa habitual en ella cuando se quedaba sóla en la casa), por lo que intranquilos ante las llamadas al teléfono, golperar la puerta, llamar al timbre, llamar por el telefonillo del edificio, acabamos llamando al 112 y se la encontró tendida en su cocina, porque estaba preparándose un sandwich que ya no se comió nunca.

Evacuada al hospital Naval de Cartagena, y tras evaluar que tiene unos daños neurológicos profundos, es definitivamente ingresada al Hospital Virgen de la Arrixaca, donde le hacen una inicial operación para evacuarle el producto del drenaje de una arteria que se le había reventado (aneurisma). En este centro nos hacen ver que lo que padece mi mujer es muy grave y unos médicos más que otros nos hacen ver que tengamos un poco de fe en que pueda tener una recuperación que no se si llegaría a tener.

Para no mover lástima y hacer pesada esta exposición, resumamos que entre las 4 de la madrugada, ya del día 13 de diciembre y las 15 del día 13 de enero, permaneció en la UCI de la Arrixaca. Y desde esta fecha y hora hasta las 10 de la mañana del día 16 de enero permanció en la planta de neurología del mismo hospital.

A esa hora, 10 de la mañana súbitamente falleció tras dos días en que parecía que había alguna esperanza de que poco a poco volviera a la normalidad, si es que podía volverse a dicha normalidad en su estado, respirando con una traqueotomía y su lesión inicial de una aneurisma muy grave.

Me acompañó durante los últimos 21 años (el pasado 3 de noviembre cumplimos los 21 años de casados), y me ha dejado la única hija que hemos tenido en nuestro matrimonio, de 19 años, estudiando primero de turismo.

Ella, Paqui, entre otros valores me enseño a amar a Murcia, pues ella era de Lorca. Una humilde lorquina que para mí es la más universal de todos los lorquinos de todos los tiempos.

Gracias por los buenos y malos momentos vividos en estos cortos 21 años de convivencia matrimonial. Gracias por dejarnos un poco mejor situados en la vida, y sobre todo por haber sabido amar a Murcia y toda su región.

Te recordaremos siempre, Paqui.